Toda la literatura es cotilleo. Truman Capote
Durante años la censura franquista actúo de forma alevosa con
la literatura universal contemporánea. Además de la prohibición de obras y la
mutilación de otras, las editoriales en general evitaron editar a autores
interesantes sustituidos en sus catálogos por medianías vergonzantes.
Afortunadamente, el surgimiento actual de pequeñas editoriales independientes
está rellenando ese pavoroso hueco, como la editorial el Asteroide que está
recuperando a muchos excelentes autores desconocidos en su momento entre nosotros, como Robertson Davies, William Maxwell y Wallace Stegner. Tal es el caso del
norteamericano Dominick Dunne (1925-2009). Dunne se sitúa en la estela de Scott Fitzgerald
y Truman Capote como agudo relator de las clases altas neoyorquinas (Los Vanderbilt,
Kluge, Hartford, Pulitzer). En un país
tan joven, la aristocracia de los Vanderbilt y demás representa el de una
sociedad cerrada que sustituye a las viejas noblezas europeas. La novela que
quiero comentar, publicada en 1985 y situada en los años cuarenta en adelante,
es la historia de una trepa, parvenue, una arribista, una corista que termina
casándose con un joven heredero de esa aristocracia yanqui. Es uno de los
personajes mejor perfilados y no exactamente juzgados que puede ofrecer la
literatura americana. Asistimos a los esfuerzos de esa mujer para borrar todo
vestigio de su humilde pasado y su obsesión por integrarse en ese grupo cerrado
que jamás la llega aceptar. Un drama, el declive de su matrimonio y,
finalmente, el asesinato a manos de ella de su marido, desencadena hacia la
mitad de la novela el paso del tiempo y el arrumbamiento de esta mujer.
Dunne llevó durante años una columna de cotilleos en la famosa revista Vanity Fair, aunque también se ocupó de juicios famosos como de la estrella de fútbol americano O.J. Simpson. No quiero contar más. Dunne es desde luego, como he indicado más arriba, el mejor cronista de la alta sociedad americana desde Truman Capote y esta saga de arribismo es uno de los relatos mejor contados de esa sociedad desde dentro. Con una prosa elegante y eficaz, con las dosis exactas de introspección, fórmulas corteses, donde el talento para disponer a las personas en una cena es más importante que otras virtudes esenciales, con sexo, thriller, pasión y glamour y un final espléndido esta es una de las novelas con las que más he disfrutado últimamente: Las dos señoras Grenville.
Dunne llevó durante años una columna de cotilleos en la famosa revista Vanity Fair, aunque también se ocupó de juicios famosos como de la estrella de fútbol americano O.J. Simpson. No quiero contar más. Dunne es desde luego, como he indicado más arriba, el mejor cronista de la alta sociedad americana desde Truman Capote y esta saga de arribismo es uno de los relatos mejor contados de esa sociedad desde dentro. Con una prosa elegante y eficaz, con las dosis exactas de introspección, fórmulas corteses, donde el talento para disponer a las personas en una cena es más importante que otras virtudes esenciales, con sexo, thriller, pasión y glamour y un final espléndido esta es una de las novelas con las que más he disfrutado últimamente: Las dos señoras Grenville.
Es un dislate querer huir del pasado... ¡Desdichada!
ResponderEliminarYa me lo he conseguido; otro para la lista.
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